Monday, November 21, 2005

El heredero de ReiziNger

Alesandre

Gravesen no está del todo claro

Álex Candal, narrador de fútbol de Meridiano Televisión, e hijo de Lázaro "Papaíto" Candal, se las arregló en su momento para clavarme una daga metafísica telequinéticamente en los oídos cada vez que Michael Reiziger, lateral diestro del Barça hasta el 2004, tocaba el balón. Cuando el holandés recibía, se oía nítida la frase "La tiene ReiziNger", algo incorregible en el proferir de "candalito", quien nunca ha sido hábil con aquéllo de hablar. Cuando Reiziger finalmente se marchó de La Liga, aliviado supuse que me podía quitar los tapones para ver los partidos, pero llegó un danés al madrid: nada más y nada menos que GraveNsen, "La tiene GraveNsen". Pues Gravesen, quien por lesión no jugó el clásico, es noticia, y de ninguna manera por Candal y su lisdexia desesperante, sino porque se ha negado a formar parte del grupo unánime que acepta la clara y distinta realidad, que es que el Barça fue inmensamente superior al Madrid. Punto. "Fue injusto", dice el tipo éste, y luego explica por qué lo fue: "Nosotros pudimos haber marcado uno o dos goles". Ah, bueno. Entonces chévere... claro. Chévere. ¡Ah, OK! Según el monstruo ese, el primer gol fue de lechazo, y los otros, pues de contra, entonces qué cojones, tuvieron suerte, así que, por qué no, el optimismo es gratis: "El Madrid ganará la Liga": Analítico. El calvo babeante no es solamente un bobo, un loquito o simplemente una persona estrambóticamente ignorante a la vista mundial, sino que es también una molestia infinita en su club. No se medica para recuperarse de la lesión, él no hace eso, eso es de maricos, y en Madrid ya andarán buscando la manera de disolverle al menos unas asprinitas en el Gatorade... o en su brebaje homeópata hecho con verduras y hongos de Nepal, o cosas locas así. Que alguien le lea las runas vikingas a GraveNsen, y que el danés participe de la fiesta del fútbol; que participe del disfrute generalizado proporcionado por el Barça y Ronaldinho; y que se dé cuenta de que si quiere jugar, tiene que tomarse un jarabito, por lo menos, que a punta de yerbabuenas lo próximo que puede pasar es que pronostique a Julen Guerrero como Pichichi. Qué raro es ese tipo...

Ah, ahora que se baraja mediáticamente el final de Luxemburgo, vale la pena esta frase de un transportista de Vallecas: "A Luxa ya cuesta entenderle lo que dice en las ruedas de prensa, y si encima pretendes adivinar cómo es su sistema de juego, alucinas en colores". Éste sábado la alucinación fue más específica, fue en blaugrana.

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