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El Barça ganó su partido navideño, sólo que para el Udinese de navideño no tenía nadael partido. Buscaba un punto para asegurar la clasificación, así que jugó con 23 defensas, incluido Roberto Néstor Sensini... sí, el de 39 años y que tiene cara de 50. Evidentemente, el partido fue nefasto, y sólo se abrió cuando hubo confusiones en el área del equipo bianconeri. Por cierto, qué asco de uniforme. Es molestísimo para la vista. Qué cosa más asimétrica e inconsecuente, porque por delante son rayas choretas asquerosas, y por detrás son rayas normales, tres rayas perfectamente verticales. Qué horrible, qué asco, qué vaina más fea. 0-2. Ezquerro marcó tras una jugada iniciada por Iniesta, y luego Andrés marcó a pase de Santi. Bien por ambos, y bien por este equipo, que igualó la marca del Barça de Cruyff y del de Van Gaal en victorias consecutivas: 10. Y excelente el Villarreal. Un equipo que juega bien y es de lo más simpático que se puede encontrar en el fútbol actual, y además, es a punta de sudamericanos, así que bien. Riquelme y su banda ganaron al Lille 1-0 con gol del canario Guayre, a pase de una perla de la cantera, que ya leva rato demostrando que tiene mucha calidad, Héctor Font.

En España se ha conocido el sorteo de la Copa del Rey, y me alegro bastante. Me parece que han encontrado la forma de que la Copa vuelva a ser algo que los equipos desean ganar. Los emparejamientos son más que atractivos, y ya está el torneo en octavos. Está bien. Este año levantar la Copa seguramente conllevará más satisfacción que en años anteriores. Me alegra, porque en Inglaterra, por ejemplo, conlleva prestigio vencer la FA Cup o la Carlington, y en España debería suceder lo mismo, para que la liga no sea la única manera de hacer algo a nivel doméstico. Además de que es el torneo más antiguo, y bla, bla, bla, y eso. Yo le tengo especial cariño a esta copa porque soy gallego y soy del Dépor, y en el centenario del Real Madrid y de la Copa del Rey, en la final, en el Santiago Bernabéu, el Dépor le ganó al Madrid, y yo estaba en la Hermandad Gallega, y había muchos gallegos contentos, y muchos gallegos fachas tristes. Esa alegría es difícil de olvidar.